Horas y horas de conversación, palabras huecas, vacías, sinsentido...
Querer decir lo que se piensa, querer oír lo que se quiere escuchar, divagar y tratar de razonar.
Miras, oyes y asientes... oyes y vuelta a asentir.
Sabes que conoces ese idioma, que lo entiendes y lo "dominas". Sabes incluso que podrías atreverte a inventar y escribir historias con sentido, historias que empezaran y terminaran dentro de un orden y con un concierto lógico. Historias que controlases.
Pero ahí estas, delante de esa persona a la que conoces tan bien, queriendo decir lo que no te atreves. Parece tan fácil que te sientes incluso idiota.
Una sonrisa.
Tu interlocutor interpreta que es por su relato, iluso.
Sería mejor, sería mejor sin duda alguna. Ya no por él sino por ti.
Esa es la cuestión... ¿y él?
Sería egoísta, sería egoísta sin duda alguna...
Es curioso como cuando te preocupa algo, algo mínimo aunque sea, es imposible de aparcar en un lado de tu mente y olvidar. Es como si ahí, escondido entre las sombras del rincón más apartado, lejano e inhóspito de tu cabeza, latente, esperase a que cualquier mínimo estímulo lo despertara de su letargo.
Y ahora es uno de esos momentos, únicamente que se está alargando más de lo normal. Siempre lo dominas ¿qué ha cambiado?
Palabras huecas, vacías, sinsentido... Palabras huecas, vacías, sinsentido... Palabras huecas, vacías, sinsentido... Palabras huecas, vacías, sinsentido... Más palabras huecas, vacías, sinsentido...
Tomas aire, abres ligeramente la boca y...
¿alguien tiene algo que decir?